¿RESURGIMIENTO DE LA NEO CRUZADA CIVILISTA?
Por: Jorge Zúñiga Sánchez
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El impacto de la crisis de la economía mundial golpea con severidad a nuestro país. De esta calamidad global los poderosos siempre sacan ventaja, solo que la pandemia tiene ahora a ricos y pobres contra “las cuerdas”. Es de esperarse que el malestar popular vaya en aumento, pues no hay razones para esperar de su tolerancia, ni que acepten que la pandemia ha superado la capacidad de respuesta estatal.
Los frecuentes escándalos escenificados por muchos funcionarios públicos, y ahora las críticas generalizadas provocadas por el proyecto legislativo de reformas a la ley electoral, erizan la paciencia ciudadana. Es lamentable que las expresiones políticas partidistas “representativas” de los desempleados, se mantengan distantes de esa sentida indignación popular. Esta ausencia les deja a merced de esos viejos “politiqueros”, que solo buscan ganar sus discursos “reivindicativos”, sus simpatías electorales.
Muchos de esos supuestos “dirigentes” que hoy arengan para que salgas a la calle, son los mismos que hace meses te mandaban a “buscar agua al río”; rechazaban “la equiparación de la educación privada y pública”; y hasta pedían liberar de cortapisas burocráticas, la “contratación de mano de obra extranjera”.
Aceptamos que por demagógicas que resulten su pretensiones, les asiste el derecho de “pedir lo que más les convenga”. Lo cuestionable es que intenten aprovecharse de las angustias de las mayorías, de esas por las que hasta el cansancio han demostrado que en nada les interesa su destino. Eso sí; debemos estar prevenidos, pues tras ese improvisado interés cívico por los problemas sociales, se oculta una siniestra agenda anti popular.
Es sospechoso el silencio guardado por estos personajes, frente a otros temas sensitivos, y que el tema electoral les ha sacado de su prolongado invernadero. En la búsqueda de simpatías electorales, hoy no les importa codearse con los insatisfechos del PRD, con “los izquierdistas” del SUNTRACS, ni con los grupos universitarios, a quienes no se les puede negar que en las luchas populares se colocan en primera fila.
La Asamblea tiene un funcionamiento anómalo, que si bien tiene mucho que ver con las “desvirtudes” de sus integrantes, y su antidemocrático régimen legal, pesan más la ausencia de controles ciudadanos que aseguren la intervención directa de las comunidades en sus decisiones.
