El martirologio del 9 de enero de 1964 como expresión del anti-neocolonialismo

Fecha: 2022-01-09
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El martirologio del 9 de enero de 1964

como expresión del anti-neocolonialismo

Por Dr. Gilberto Boutin

Del punto de vista del derecho internacional, el 9 de enero se inicia por violación de los zonians o colonos anglo-americanos que pernoctaban en la Zona del Canal de Panamá, la violación flagrante del Tratado Remón-Eisenhower firmado el 25 de enero de 1955, poco más veinte días del magnicidio del Presidente Remón (Vid. Arminda González Fernández, significado histórico del Tratado Remón-Eisenhower, Revista Lotería Nº 523 / noviembre - diciembre 2015, p. 31), así como en abierta violación a los Acuerdos Chiari-Kennedy de 1962  en donde se  reconoce el derecho de los panameños a izar el pabellón nacional en igual condiciones que la bandera norteamericana en el territorio del canal. La conciencia cívica y el sentimiento patriótico demandaba el cumplimiento de los acuerdos cuya trascendencia era confirmar nuestra soberanía formal en dichos territorios.

El 9 de enero es la más genuina expresión del martirologio del pueblo panameño y un fenómeno incuestionable de descolonización del siglo XX (vid. Diógenes A. Arosemena, Convención del Canal Ístmico de Panamá de 1903, Editorial Portobelo, 1996); fueron los mártires del 64, esa generación heroica y no repetible de nuestra juventud que consistió en la demostración del gran resentimiento acumulado por las injusticias norteamericanas asestadas contra nuestra nación (vid. Carlos Calzadilla, historia sincera de la república (siglo XX), Imprenta universitaria, 2001); es el movimiento estudiantil de la época que unificó todas las fuerzas vivas de la nación (incluyendo  al Presidente Don Roberto F. Chiari) por una causa común: la reivindicación del territorio de la Zona del Canal de Panamá y el perfeccionamiento de la soberanía del Estado panameño. El efecto inmediato de la jornada nacionalista del 9 de enero, produce sus frutos del propio de 10 de enero, producto de la conversación biletareal Chiari- Johnson, de no reunirse con ninguna delegación americana sino se zanjaban las cláusulas de conflicto entre Panamá y los Estados Unidos. Es a partir de esa comunicación bilateral, que el Presidente Lyndon B. Johnson, acepta la renegociación del Tratado de 1903; tal comunicación tiene un doble efecto, la extinción del concepto de perpetuidad y la aplicación del principio Rebus sic stantibus. Es imprescindible acotar, la enérgica decisión del mandatario panameño de romper relaciones exteriores que fuesen sugeridas a instancias del asesor Eloy Benedetii.

Más de medio siglo después el 9 de enero, deviene en nuestra memoria cívica un rito sagrado y un espíritu permanente de lucha por preservar nuestra identidad nacional frente a todos los avatares. Axiológicamente del fenómeno histórico inscrito en nuestro Bicentenario del día de los mártires, puede ser analizado bajos dos aproximaciones: como acción u holocausto per se y como impacto o eficacia de su trascendencia histórica.

El acto del 9 de enero vista como una ritualidad sacro-cívica

Esto significa, que los hijos de la patria, nuestro mártires, con su gesta vencieron la muerte, el terror mortis atributos exclusivos de héroes, mártires y santos (vid. José de Jesús Martínez, El problema de la muerte, Estudios Filosóficos - Premio Ricardo Miró 1972,  Editora la Nación, p. 203) nuestros mártires sus acciones reagrupan todas las fuerzas vivas de la nación panameña;  el rol del mártir, como el santo es probar la fe o la convicción de un evangelio cultural del pueblo istmeño frente al enclave colonial del norte; nuestros mártires, cuyo vocablo viene del griego, contiene una doble acepción evolutiva de testigos-victima, representan el alma nacional y la antesala al  colofón del proceso de descolonización  del territorio nacional. 

Sobre la eficacia e impacto del 9 de enero. El 9 de enero reafirmó indiscutiblemente la unidad nacional

El por fin “alcanzar la victoria”, quiere decir, un Canal propio y desmilitarizado (como esbozaba Carlos Bolívar Pedreschi, en su ensayo titulado Canal propio vs Canal ajeno, tercera edición, 2016) suma la inmortalización de las ideas de soberanía frente al imperio el impacto material se logra el 7 de septiembre de 1977; nadie puede negar el principio de causalidad del 9 de enero al 7 de septiembre, día en que se fundamenta el proceso de retirada del poder extranjero, pero prospectivamente esta reivindicación no se agota con los Tratados Torrijos Carter. El espíritu nacionalista de la gesta del 9 de enero es el basamento de defensa de los intereses panameños frente a las formas de dominación económicas contemporáneas. 

Hay que apuntalar que la educación cívica-cultural, laica, liberal y pública de la época fue forjadora de nuestra juventud que alimentaba el ideal generacional de extirpar la presencia extranjera. Ya desde 1908, la población se opuso a que el ejército americano marchara el 3 de noviembre, la identidad nacional se forja indiscutiblemente   de las contradicciones anglo-panameñas (vid Ornel E. Urriola Marcucci, Dialéctica de la nación panameña, Periodo Republicano, Editorial Momentos 1972, p. 68 y 69).

Prospectivamente tendríamos que reflexionar si el fervor patriótico de nuestros héroes aún se mantiene incólume en nuestra sociedad pese, a que cada 25 años cambian los modelos generacionales; una revisión del logro trascendental seria contabilizar los activos que la Nación logro a la firma del Tratado que correspondía a 40 mil millones de dólares hoy mucho más incrementado. Tal reivindicación fue el fruto de la calidad de negociadores egresados de la Universidad de Panamá, que coronaron irreversiblemente la entrega de la Zona del Canal en las manos de juristas de la talla de Carlos López Guevara, Rómulo Escobar Betancourt, Adolfo Ahumada Corcho, el ingeniero Edwin Fábrega, todos formados en la Casa de Octavio Méndez Pereira.  

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