Cerremos las puertas al terrorismo
Por: Gaspar J. González V.
Comunicador Social
Dos escenarios internacionales me han llamado la atención en los últimos días. El primero, los 20 años de los ataques a las Torres Gemelas; y el segundo, la crisis de Afganistán con la toma del poder a la fuerza de los grupos talibanes.
Recordemos que los acontecimientos del WTC (Centro Mundial del Comercio por su traducción al español), fueron considerados como un vaticinio apocalíptico que sigue siendo considerado el acto terrorista más certero en la historia de Estados Unidos.
Fueron actos tan cruentos, que dieron origen a una guerra con resultados ya conocidos en donde murieron miles de personas incluyendo el terrorista Osama Bin Laden a quien se le vinculó como el autor intelectual y financiero de los ataques a las Torres Gemelas.
Ahora en el 2021, cuando estamos dentro de un episodio de lucha contra un enemigo tan mortal como lo es el Covid-19, tenemos el nacimiento de otro escenario terrorista de sumo cuidado a nivel mundial, cuando nuevamente estamos al borde de una crisis bélica por la toma del poder de los talibanes en Afganistán, cuyo punto focal para llegar al control, se centró en la violencia como método de dominio sobre la población.
Hay que preocuparse porque a pesar que Afganistán ha sido intervenido militarmente por más de 40 años por las fuerzas armadas de Rusia, no se ha logrado detener las hostilidades que promueven estos grupos con creencias basadas en violencia.
El ejército ruso, uno de los más poderosos del mundo, ha intentado todo tipo de estrategias para dominar esta zona de guerra y las escaramuzas que se dan, ha generado una oleada de refugiados de aquellas víctimas que huyen de las zonas en conflicto, marcando a su paso, un distanciamiento sumamente delicado en la frontera con Pakistán.
Sobre estos escenarios que he descrito brevemente, me da la impresión que la violencia que vive el mundo nos va obligar a tomar medidas más severas a fin de evitar que se repitan las experiencias de las Torres Gemelas (2001), de Turkía (2015), de Somalia (2016), de Beirut, Líbano (2020), y otras más, que al parecer no fueron lo suficientemente dolorosa para que los grupos con creencias basadas en violencia, dejen de actuar a su merced.
Si lo acaecido en las Torres Gemelas y en Afganistán no es suficiente para dejar claro que la humanidad camina en la dirección equivocada, tenemos un escenario no tan atractivo en Panamá, donde en las últimas semanas hemos vivido días marcados por la violencia callejera. Se conoce que son muertes producto de la guerra de pandillas que luchan por el control del narcotráfico, pero que demandan una alerta para los estamentos de seguridad que deben actuar con firmeza antes que se pierda el control, con el objetivo de coordinar estrategias más fuertes y con mano dura para darle respuesta a una sociedad que demanda seguridad para los sectores más vulnerables.
A tomar en cuenta, que ahora tenemos áreas residenciales que antes eran consideradas como zonas seguras y centros comerciales de alto perfil, donde se han dado estos episodios de violencia, sin importar que hayan sido en horas de la tarde.
Pongamos nuestra confianza en las decisiones que adopten las autoridades sobre el tema de la seguridad y evitemos que siga entrando ese ingrediente de mal sabor a nuestro Panamá, porque no somos ni seremos, un país que promueva la violencia. Por el contrario, somos un país abierto a las buenas normas, donde la mayoría de los panameños estamos ansiosos de salir a las calles con la seguridad que merecemos para disfrutar nuestras actividades de rutina social.
