LA LIBERTAD DE VACUNARSE

Fecha: 2021-07-25
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LA LIBERTAD DE VACUNARSE Por: Jorge Zúñiga Sánchez ……………………………………………………………………………………………………………………………………….. No nos interesa discutir si el Estado posee o no  las potestades jurídicas para obligar coactivamente a los ciudadanos a que se vacunen, pues a fin de cuentas serían las autoridades judiciales las que definirían tal controversia. En cambio, nos resulta interesante opinar sobre las reacciones que las personas “vacunadas” pudieran asumir en contra de las personas “no vacunadas”.   A simple vista, ambas opciones estarían ubicadas en el campo de las libertades personales, por lo que la que se asuma,  no debería generar mayores consecuencias.  Entonces por ejemplo,  tenemos la libertad para tomar licor, casarnos, estudiar, trabajar, amar, y no  hacerlo y a lo sumo generaría  una tímida censura moral pero no tu discriminación,  pues los efectos de tu decisión, impactan solamente sobre esa persona. No obstante, creemos que por lo menos en estos momentos, sería normal que las personas miraran con recelo, al que invocando las razones que sea y como acto de libertad, disponga no aplicársela. Todos  estamos expuestos a que nuestros gustos o preferencia generen todo tipo de comentario.  El solo acto de ponerse una inyección, provoca de todo menos placer. Así que en función de la reacción que  tengan las personas  al recibir una inyección, no se les podría clasificar de miedosos y o valientes, o de los que lo disfrutan y los que lo sufren.  Estar vacunado contra el COVID o no, si hace interesantes clasificaciones. Los unos poseen reducidas posibilidades de contagiar, o de agravarse y llegar a la muerte, mientras que los otros la situación es totalmente contraria. Por tener a la muerte como resultado fatal, que no se sorprende el que no se vacuna, si no recibe muestras de   tolerancia y respeto por su decisión. Como se trata de una de una decisión individual  que solo afecta a la persona, quien se vacuna tiene la libertad de compartir sólo con personas vacunadas. A fin de cuentas, estamos en libertad de ponernos  la vacuna o de rechazarla, en libertad de estar expuestos  al contagio o de ampliar nuestras defensas, y de decidir estar rodeado de personas cuyo contacto no compromete mi salud ni las de mi “burbuja”.    

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