El anuncio del
Gobierno Nacional sobre la restauración de la histórica
Casa Amarilla ha sido presentado como un gesto de recuperación patrimonial y revitalización urbana. Sin embargo, el proyecto también plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de las políticas culturales, la priorización presupuestaria y el impacto real en la comunidad.
Construida en 1911 como sede de oficinas gubernamentales y espacios para actos oficiales, la Casa Amarilla ha permanecido abandonada por más de dos décadas, reflejo de una gestión pública que ha postergado sistemáticamente la conversación del patrimonio.
Según el último reporte de la
Presidencia de la República, el proyecto incluye la recuperación de techos, pisos, sistemas electrónicos y fachada, así como la adecuación de espacios para actividades culturales. Sin embargo, no se ha especificado qué tipo de gestión se implementará una vez restaurado el inmueble ni cómo se garantizará el uso público y comunitario. El contrato gira alrededor de
3.3 millones de dólares y será ejecutado por la empresa
Civil y Logística S.A.