Articulo de Opinión
¿Existe fútbol nacional?
Por: Rolando Villalaz Guerra
Para nadie es un secreto, que la organización que regenta el futbol
nacional recibe
ingresos económicos millonarios anuales y desconocemos si se efectúa algún
audito
por parte de la Contraloría General de la República.
Hay razonables dudas sobre si existen en realidad ligas provinciales y estructuras
sólidas de clubes, tal cual se da en otros países.
Valga recordar, que a raíz de un
polémico cambio hace unos años atrás en una
norma reglamentaria del Instituto
Nacional de Deportes, hoy PANDEPORTES,
el deporte fútbol, a diferencia del béisbol, atletismo, baloncesto,
natación, softbol,
boxeo o cualquier otro deporte, se le permite en las elecciones de cambio
de su Jun-
ta Directiva, voten a los Clubes de la LPF (supuesta Liga Profesional de
Futbol), a
la par de los presidentes de las ligas
provinciales de Bocas del Toro, Los Santos,
Panamá Metro o Chiriquí, por
citar algunas. Esa selectividad con el fútbol,
además de violar el Principio constitucional de que no deben existir
fueros o
privilegios, violenta la Ley 50
de diciembre de 2007, que por ninguna parte
contempla o permite esa situación tan sui generis.
A través de ese privilegio, se ha permitido a la dirigencia del fútbol, prácticamente
perpetuarse en el poder, pues con ingresos millonarios que están
rondando los tres
millones de balboas al año, “la diplomacia de la chequera o el maletín”
puede
hacer sucumbir a directivos de Ligas provinciales o clubes con una
escuálida
estructura financiera, tal cual se ha comprobado en años recientes, con
problemas
de pago de planillas o imposibilidad de ascender a primera división por
escasos
recursos económicos.
El reciente paro o huelga de hecho efectuada recientemente, nos revela que
ni los
Clubes llegan los requisitos para ser empleadores o patrones ante lo que
establecen
las leyes vigentes en la Caja de Seguro Social y el Ministerio de
Trabajo y Desarro-
llo Laboral, como tampoco los grupos de jugadores no reúnen la condición
de
organización social como tal para reclamar ilusamente una Convención
Colectiva.
Cualquiera pudiera creer erróneamente, que con la cantidad de canchas artificia-
les que se han hecho y un estadio de 40,000 personas, que supuestamente
este país
está “futbolizado” o que hay una estructura desde las categorías
infantiles en todos
los clubes y ligas, y que cada año se hacen los Campeonatos Nacionales
en distintas
categorías. Lo cierto es que detrás de la propaganda y del mucho dinero
que corre,
el fútbol como deporte en sí, sigue tan atrasado como antes, cuando no había
los
recursos que existen hoy en día y que lleva a las televisoras a pelear o
compartir
derechos de transmisión o de patrocinio económico. Por ejemplo, en las
recientes
eliminatorias hubo partidos de Panamá donde entraron 15,000 personas,
sin em-
bargo un juego normal de la LPF, no pasan de 150 a 300 personas, hágase
en
en el Estadio que sea. Ni hablemos de las canchas artificiales que sin
partidas
para un mantenimiento sostenido, se han instalado sin ton ni son, no atendiendo
criterios de una adecuada planificación, coordinado con las ligas
provinciales, de corregimiento o los Clubes. Prácticamente ningún Club
tiene un
campo de juegos decente que aspire a ser un Estadio, pero usted si ve
correr
mucho dinero, entre los proyectos GOAL de la FIFA.
Lo cierto es que mas allá de la borrachera en unas cuantas discotecas y
restaurantes, la afición al fútbol
es discutible que hubiera crecido, mas allá de 3 o
4 juegos cada 4 años, existe un silencio absoluto de la labor o
actividad de las ligas
provinciales, no se sabe mucho de
Campeonatos Nacionales en ninguna categoría
hace años y si en realidad tenemos Clubes en el sentido
real del término, cuántos
de esos Clubes tienen una infraestructura
seria, con una sede social, con categorías
inferiores y mucho menos si cuentan con campos o estadios donde
decentemente se
pueda jugar fútbol y si financieramente pueden sostenerse como tales.
Es muy difícil pensar que existe fútbol nacional, salvo la derrama de
dinero que
corre en ciertos círculos, pero que no llega a las estructuras bases del
fútbol
nacional. El solo permitir una aberración jurídica que no se le permite
a otros
deportes que se practican en Panamá, y que diez u once directivos de
“clubes”
su voto sea igual al de un presidente de Liga de Chiriquí o Panamá, es
algo
digno de admirar, precisamente al ver la enorme contradicción: mucha
plata que
corre por el fútbol en manos de unos cuantos, mientras la mayoría de las
ligas,
hace tiempo que no saben lo que es un torneo nacional, como sí se lo
exigen a
otros deportes que no tienen corona con los jerarcas de PANDEPORTES.
El autor es abogado y fue miembro de la Junta Directiva de la Federación
de Fútbol de Panamá 1976-1981.
Rolando Villalaz Guerra
Cédula 8-399-86