El Panamá de hoy y el festejo del Bicentenario
Por: Gaspar J. González Villarrué
Comunicador Social
La conmemoración del Bicentenario de la Declaración de Independencia de Panamá de España, es sin duda, la ocasión más propicia que hemos tenido para resaltar nuestra nacionalidad y nuestra historia. También es oportuno hacer algunas connotaciones que como panameños, tenemos que analizar.
Hablamos de un proceso organizado por un grupo de patriotas entre el 10 y el 28 de noviembre de 1821, para lograr la tan anhelada independencia después de 321 años de vida colonial al que estábamos sujetados con pocos o ningún beneficio sociopolítico ni económico.
Sobre este contexto, aún ha sido difícil concluir muchas investigaciones que han quedado al pendiente sobre los hechos que giraron en torno al movimiento independentista.
Aquellos hombres y mujeres, como los hermanos Mariano y Blas Arosemena; otros, como el Padre Higinio Durán y Manuel María Argote, que hicieron su aporte al redactar el Acta de Independencia, fueron igual de importantes que los miles de patriotas que estaban dispuestos a ofrendar su vida por el nacimiento de la nueva nación.
La figura siempre debatida de Rufina Alfaro, no puede pasar por desapercibido en nuestra reflexión como la dama santeña, a quien se le atribuye dar nuestro primer grito de independencia.
Por ello, en este Bicentenario, debemos retomar y enaltecer la fecha del 28 de noviembre, como el día en que verdaderamente, le rendimos tributo a la patria, porque fue nuestra única y real independencia. Es la fecha en que nos desligamos del imperio español y asumimos con las ventajas y desventajas de la época, unirnos voluntariamente a la Gran Colombia.
Han transcurrido 200 años de la gesta y nuestro pequeño territorio llamado Panamá, hoy es una de las naciones más pujantes del Centro, Sur y del Caribe Americano.
Tenemos un país que gracias al esfuerzo y la tenacidad de nuestros hombres y mujeres, ha logrado ser una nación próspera y fortalecida en lo económico, social, jurídico, político y cultural, que a pesar de los múltiples factores que nos ha incidido la pandemia del Covid-19.
Si bien es cierto que en Panamá estamos a un paso de declarar el fin del Estado de Emergencia gracias a las políticas públicas manejadas por las autoridades de gobierno, debemos tener claro que esto no significa que ya hemos salido airosos en la lucha contra este enemigo tan dañino.
Esta lucha realmente es fuerte y los panameños en mayoría, hemos actuado acatando las normas de vacunación señaladas por la trazabilidad del Ministerio de Salud que nos han arrojado resultados positivos cuando muchos países hispanoamericanos paralelamente, han sufrido con creces, el impacto de la pandemia con marcadas secuelas en su orden nacional.
Otros, como Rusia, India y Rumania, han experimentado desde mediados de octubre a la fecha, su “cuarta ola” en nuevos casos diarios producto del Covid-19.
Hacemos memoria cuando el 28 de noviembre de 1821, decidimos nuestro propio destino, y con aciertos y errores cometidos en el camino, hoy somos un país libre, sin injerencias foráneas, en donde hemos dado el ejemplo al mundo de cómo administrar nuestro Canal Interoceánico eficientemente como unos de los recursos económicos más importantes que tenemos gracias a la firma de los Tratados Torrijos – Carter, que abrogó la última huella de presencia militar extranjera en nuestro territorio dándonos el derecho de decirle al mundo, somos un país soberano, libre e independiente.
En este mes, que conmemoramos el Bicentenario de la Independencia de Panamá de España, nos hemos esforzado en transmitir al país y al mundo (a través de nuestras representaciones diplomáticas en el extranjero), aquellos momentos históricos que conservamos en nuestros acervos documentales.
Videos, exposiciones, notas consulares y otras variantes de comunicación, han sido las fuentes para mostrarle al mundo aquellos hechos fundamentales que atestiguan lo vivido por nuestros antecesores y por igual, hemos punto de atracción para que investigadores e historiadores visiten nuestro suelo, en la búsqueda de aquella documentación referencial que reafirme los orígenes de nuestra identidad nacional.
La conmemoración del Bicentenario es el momento oportuno para analizar junto a nuestros jóvenes, la forma de mantener viva la llama de la nacionalidad. Tenemos que ser formadores de jóvenes comprometidos en la búsqueda de la verdad, del rescate del orgullo de ser panameño.
Con esta reflexión, solo me resta recordar con profunda admiración a un patriota auténtico como lo fue Don Justo Arosemena, considerado padre de nuestra nacionalidad y felicitar a las autoridades que conforman la Comisión del Bicentenario, por el excelente trabajo que han realizado.